El otro día, como a las 5 de la mañana, Dios empezó a revelarme cosas sobre esta historia tan conocida que hemos oído muchas veces, y que también muchas veces hemos malinterpretado y juzgado mal.
¿A cuántos de vosotros os han hablado o preguntado personas sobre esta historia tratando de haceros ver que Dios es injusto, cruel, egoísta, malo o arrogante? ¿cuántos de vosotros al escucharla de pequeños quizás incluso habéis llegado a pensar esto mismo?
Si realmente nos paramos a pensar, nos daremos cuenta de que en realidad, todo eso va en contra del carácter de Dios y de sus preceptos. El propósito de Dios no era que Isaac muriese.
Sin embargo, esta solía ser una historia que yo de pequeña, no lograba entender en su totalidad porque entonces... Si Isaac no debía morir, ¿por qué le pide tal cosa a Abraham? ¿y por qué Dios en cualquier caso y en primera instancia, Dios pediría algo tan horrible?
¿cómo es capaz de demandar algo así? ¿con qué finalidad?
UNA RAZÓN DETRÁS DE TODO.
Dios le pide a Abraham algo extremadamente doloroso e impensable para cualquier padre o madre: que ofrezca a su propio hijo en forma de holocausto.
Esta historia se suele abordar siempre desde la perspectiva de que era una prueba de fe y confianza, pero, esto es una forma un poco vaga de acercarnos al texto. A mi entender, esta es la respuesta fácil, puesto que ese es un factor o característica común a casi cualquier historia de la Biblia, ya que Dios nunca suele pedir cosas fáciles y muchas veces no conocemos su voluntad ni sabemos sus planes al completo por lo que, debemos andar en fe, a ciegas y en plena confianza.
Reducirlo a una prueba de fe me parece una manera poco acertada de entender esta historia y su propósito, porque va mucho más allá, y así me lo mostró Dios:
1. Dios quería hacernos ver el dolor y el sufrimiento tan grande que suponía para Él entregar a su Hijo, de una manera tangible y que podamos entenderlo.
El primer y más evidente punto, es este. ¿Qué mejor manera de hacernos entender que ejemplificarlo y hacernos ponernos en su lugar? De esa forma, también llegaríamos a comprender la seriedad del pecado y sus consecuencias. Nos hace ver que no es algo que pueda quedar impune ni algo que Dios tome a la ligera.
No es difícil empatizar con los pensamientos, sentimientos, confusión, temor y dolor que debió sentir Abraham; es algo que cualquier persona, y en especial los padres/madres pueden entender.
Pero Dios va incluso más allá y lo lleva a otro nivel, al extremo 👇🏼
La situación de Abraham es especial y extraordinaria, no es la de cualquier padre. Para Abraham, Isaac significa todo. Es respuesta y fruto de arduas y largas oraciones, fue un milagro en medio de su vejez y en medio de la imposibilidad de Sara de concebir hijos, Isaac es su sueño y anhelo más grande, lo más preciado que tenía… y que ahora sin embargo, debía ser arrebatado.
Dios lo escoge de esta forma para que simpaticemos con su propio sentimiento al entregar a Jesús en manos de los romanos. Es un reflejo de lo que simboliza Jesús; el Padre nos entrega lo más preciado para Él como ofrenda/sacrificio.
Abraham seguro que no entendería por qué Dios le estaba pidiendo que sacrificase lo que Él mismo le prometió y le dio, sabiendo y conociendo de primera mano el esfuerzo, sufrimiento y espera que supuso para Abraham (y Sara). Pero, Dios acaba proveyendo la verdadera ofrenda y parando a Abraham y diciéndole que no haga daño a Isaac.
Un deslumbre de lo que habría de ocurrir.
Toda esta historia es una reflejo y presagio de la muerte de Jesús y de su poder para redimirnos.
Dios para a Abraham justo en el momento en que iba a sacrificar a Isaac y no antes. ¿Por qué?, esto no es por que sí. Dios nunca hace algo porque sí y ya está, hay una razón detrás de eso.
Dios nos quería enseñar algo.
Si el propósito de esta historia, hubiese sido simplemente probar la fe de Abraham, Dios podría haberlo parado mucho antes: cuando vio que cogió a su hijo, cuando se encaminaban hacia el lugar que le había dicho, cuando terminaron de subir la montaña... Piénsalo bien. De esa forma, ya habría quedado más que demostrado que confiaba y estaba dispuesto a lo que fuera, no habría hecho falta tanto.
Con eso ya habría bastado, Dios habría visto que Abraham estaba determinado a seguirle costase lo que costase, sin importar el precio.
Sin embargo, Dios para a Abraham en el momento en que estaba a punto de sacrificar a Isaac y no antes por un motivo y propósito.
Y Dios me lo reveló de esta forma:
• Isaac somos nosotros, pecadores que no pueden ser una ofrenda aceptada.
• Y Jesús representa ese cordero blanco que Dios acaba proveyendo a Abraham, capaz de purificar por medio de su sangre.
Los corderos ofrecidos para el sacrificio debían cumplir con una serie de requisitos muy estrictos, incluso, eran criados y cuidados en sitios específicos diferentes a los del resto del rebaño. No podían estar enfermos, tener huesos rotos, estar ciegos ni tener ningún tipo de imperfección o defecto.
Jesús es ese cordero puro, limpio y sin macha que es capaz de llevar a cabo el sacrificio que Isaac no podía culminar.
Cada mínimo detalle de la historia tiene un significado. En este caso, este acto, representa la salvación en Jesús y nuestra imposibilidad de hacerlo por nosotros mismos.
Dios nos enseña de una manera tangible y gráfica que puedan entender nuestras mentes humanas, lo que implicaba y suponía para Él entregar a su Hijo; el amor y dolor que hay en esa acción, la gravedad del pecado... Y que esa justificación, sólo puede ser llevada a cabo por medio de Jesús.
Nosotros habríamos sido Isaac, pero apareció Jesús.
Nosotros no podemos salvarnos ni limpiarnos a nosotros mismos; el pecado no puede eliminar al pecado. Es decir, alguien con mancha no puede limpiar la mancha, sólo alguien sin mancha ni defecto puede hacerlo.
Amor y sufrimiento.
En especial, Dios quería resaltar ese gran amor hacia nosotros, pero también el dolor y sacrificio tan inmenso que suponía a su misma vez. Te hace ponerte en su lugar para que puedas sentir un 10% de lo que Él sintió, para que entendieras la seriedad del problema que tenemos como humanidad y hasta qué punto tuvo que llegar para poder salvarte y loque eso dice, de cuanto Dios en verdad te ama, ¿o acaso tú podrías entregar a tu hijo de dicha forma?, ¿si tú hubieses sido Abraham cómo habrías reaccionado?
Abraham simboliza a Dios, es un reflejo de Él. De lo que tenía que hacer y de lo que sin embargo acabó haciendo. Éramos nosotros los condenados a muerte pero Dios cambió la historia trazando un nuevo final: No será la humanidad quién perezca y pague por sus faltas, sino que seré yo quien me entregaré en su lugar para que de esta forma puedan obtener lo que ellos nunca podrían alcanzar por su condición.
Dios quería dejarlo registrado para que todos pudieran leerlo y entenderlo de esta forma, porque estaba —nuevamente, y como en otras muchas partes de la Biblia,— revelando su plan de salvación para nosotros. Esta historia es totalmente profética.
Él quería hacernos entender el precio, el costo, la entrega, el dolor, su expresión de amor hacia nosotros… Ese es el punto focal/principal de toda la historia, así Dios me lo dejó saber.
Pero eso no es todo.
Isaac a su vez, representa los sacrificios que hacemos y debemos hacer como creyentes para santificarnos, para servirle, para crecer, etc. diariamente.
Isaac es esa decisión y sacrificio constante, de cargar con nuestra propia cruz; de dar muerte a lo que nos mata.
El pecado, la salvación, seguir a Jesús… no es un juego y tiene un precio.
Hay diferentes tipos y niveles de sacrificios que todos como creyentes hacemos en nuestro día a día. Desde el más pequeño hasta el más grande, todos importantes y necesarios en nuestra vida espiritual.
Para cada uno es diferente, en algunos coincidiremos la gran mayoría y en otros serán muy particulares. Dios no demanda lo mismo de todas las personas porque no somos todos iguales, sino que todos contamos con circunstancias y procesos diferentes, y tampoco todos tenemos un mismo llamado. Todo esto variará en función de la persona y ese tipo de factores: no son mismos sacrificios los que debe hacer una persona llamada a servir en el ministerio que la de un joven batallando con presión de grupo y adicciones; son dos situaciones completamente diferentes, y ambos van a tener que renunciar a cosas diferentes.
Pero lo que está claro, es que todos debemos hacer sacrificios.
Quizás tu sacrificio sea aprender a perdonar a quién tanto daño te hizo en el pasado para mostrar amor y restauración en el nombre de Jesús; quizás sea reducir la cantidad de horas que pasas en internet perdiendo el tiempo en vez de invertirlo para crecer en Él; quizás sean cosas que debas dejar atrás que solían formar parte de tu vida pero ya no se corresponden con la vida que quieres seguir en Cristo (amistades, relaciones amorosas, estilo de vida, creencias o ideologías, sustancias, una vida acomodada, aceptación social y popularidad, reputación…); quizás sea hablar o ayudar a alguien al que nadie quiere acercarse, aguantar burlas y mostrar bondad y amor aún en las situaciones complicadas, quizás sea abandonar tus deseos y sueños egoístas, mantenerte en abstinencia o tener que dejar a tu familia en un futuro para servirle...
No lo sé, cada uno tiene una historia y algo distinto con lo que lidiar. Pero, te invito a que tú mismo/a te examines y analices cuáles son las áreas y sacrificios que estás entregando y cuáles son las que deberías empezar a trabajar.
¿Qué serías capaz de entregar teniendo en cuenta que Dios lo ha entregado todo por ti sin titubear ni dudarlo ni un sólo segundo? Lo que más le costaba, lo que más le dolía… Hasta su última gota y aliento, para darte vida y libertad.
Amas a Dios sí, pero cuánto. Cuánto estás dispuesto a amar.
Ya hemos visto que el amor tiene un precio. Amar es entregar, amar es esforzarse, amar es sacrificar, amar son acciones y no sólo palabras…
Esto no es para señalar, juzgar ni hacer sentir mal a nadie, sino para animarte y hacerte reflexionar sobre los sacrificios que estás haciendo y aquellos que deberías hacer.
¿Qué áreas flaquean en tu vida que estás descuidando?
No pasa nada si sientes que no estás al nivel que te gustaría o deberías estar, lo importante es que te des cuenta para que trabajes y avances progresivamente hacia ello.
Perdónate, perdona tu pasado… admira tu proceso y transformación. ESO es lo que Dios quiere. No que te fustigues ni te mortifiques por no estar haciendo las cosas quizás como deberías, sino que te conciencies y tomes acción y responsabilidad, que respondas ante eso y no lo dejes en un mero sentimiento pasajero.
Está bien que no te sientas preparado para entregar ciertas áreas de tu vida todavía, no es fácil. Invierte en tu relación con Dios, pasa tiempo en su Palabra y conócelo, búscalo intencionalmente y aprenderás a delegar y confiar en Él.
¿Qué cosas has dejado de entregar a Dios? ¿Qué cosas te cuesta o te está costando entregarle? ¿Qué sacrificios estás teniendo que hacer para Él actualmente? ¿De qué manera estás cargando tu cruz?
Es importante que tomemos un tiempo para pararnos a pensar en todo esto si realmente queremos crecer espiritualmente.
Este era el devocional de hoy, que reflexionemos en nuestros sacrificios diarios personales de cualquier área de nuestra vida para seguir o servir a Jesús.
Te invito y te reto a que recapacites sobre ello en un momento que tengas durante el día, que lo pongas en oración y medites sobre ello, analizando todas esas áreas de tu vida y tus sacrificios (de cualquier área de tu vida: profesionales, personales, sociales…) diarios.
Mucho mejor incluso si lo escribes para que sea algo que realmente reflexiones, algo que tomes en serio y que se convierta en una decisión de la que dejes constancia y que puedas revisar con el tiempo para ver tu evolución.
Oro porque este mensaje haya sido de bendición y haya tocado vuestros corazones y mentes, porque el mensaje os haya hablado a todos y cada uno de vosotros de una manera personal e individual, porque Dios os unja y os de las fuerzas necesarias para llevar a cabo esos sacrificios diarios. Ruego porque Dios os muestre que quiere de vosotros, os guie y os cubra siempre con su amor, paz y entendimiento ❤️🩹
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